Esta semana he decidido finalizarla con un post mucho más personal de lo normal en el blog. ¿El motivo? Constantemente se publican contenidos en internet sobre esta profesión, y en muchas ocasiones no estoy de acuerdo con la visión que se da de nuestro trabajo. Siempre he sido partidaria de expresar mi opinión sobre lo que me rodea, así que no podía dejar de hacer lo mismo con el sector profesional que he elegido.
Desde mi punto de vista, las ventajas fundamentales de contratar un organizador de bodas son las siguientes:
  • Es una persona/empresa que conoce perfectamente el sector. Sabe qué proveedores dan garantías con su trabajo, puede negociar precios por volumen de bodas que organiza al año, y es capaz de localizar lo que necesita cada pareja de novios entre la inmensa oferta de servicios que hay en el sector nupcial.
  • Centraliza la información y la comunicación con la pareja de novios. Para organizar una boda es necesario contratar muchos proveedores, realizar varios trámites, solicitar innumerables presupuestos… Cuando todo esto lo centralizas en un solo interlocutor, que te facilita los presupuestos ya tratados para que compares, que se ocupa de hablar y visitar a tus proveedores, y mantiene la relación con todos ellos mientras tu sabes que con un solo número de teléfono vas a resolver cualquier aspecto relacionado con tu enlace; el ahorro de tiempo, dinero, y agobio creo que es enorme.
  • Aporta creatividad. Lo normal es que una persona se case una vez en la vida (o 2 o 3, pero no que lo haga habitualmente). Los wedding planner estamos constantemente planificando bodas, viendo contenidos relacionados con el sector, visitando proveedores, y buscando ideas para nuestros clientes. Por lógica, la capacidad que tiene una persona que se pasa el día empapándose de bodas, de proponer diseños de decoración, espacios de celebración diferentes, e ideas innovadoras para un enlace es muchísimo mayor que la de los novios, que acaban de incursionar en este mundillo y no tienen el conocimiento de todas las posibilidades que hay para hacer de su gran día una celebración aún más especial de lo que siempre han soñado.
  • Coordina el día de la boda. Al margen de todo el trabajo que realizamos los meses previos al enlace, la labor de un wedding planner el día de la boda es fundamental. Tanto para garantizar que todo sale bien (o resolver sobre la marcha los imprevistos que puedan ocurrir), como para que los novios y sus familiares más cercanos estén tranquilos y no piensen en nada más que disfrutar del momento, sabiendo que ya hay alguien -profesional- ocupándose de todo lo demás.

He llegado a leer que lo más importante que hace un wedding planner es decorar, e incluso hacer de psicólogo con los novios (sí, habéis leído bien: ¡de psicólogo!). 
Sinceramente, la decoración de la boda es solo uno de los aspectos de la organización de la que nos ocupamos, quizás es de las más visibles, pero no es nuestro core business. ¿Os podéis imaginar una boda perfectamente decorada en la que el catering, el fotógrafo, o el DJ son un desastre? Pues eso. La organización de una boda conlleva muchísimas cosas más allá de la decoración, y un wedding planner se ocupa de todas ellas.
Y lo de la psicología… en fin… Por supuesto que mis novios me tienen para lo que necesiten, me pueden llamar o whatsappear a cualquier hora, cualquier día de la semana; pero eso no significa que mi función sea aportar apoyo psicológico durante los preparativos de la boda. Si no que, si haces bien tu trabajo, ellos estarán tranquilos, sabiendo que uno de los días más importantes de su vida está en manos de alguien que están 100% implicado en su enlace y que sabe lo que hace. Y no os voy a decir que no se establezca una relación personal de confianza y complicidad con ellos, ya que son muchos meses de trato casi diario; pero eso ya es otro tema, algo al margen de la labor profesional que ejercemos.
Y para terminar, ¿debe tener coste este servicio? Creo que esta respuesta se responde con otra: ¿alguien trabaja gratis? No, ¿verdad? Conclusión: hay agencias de organización de bodas (como la mía, Something Blue) que facturan una tarifa a sus clientes por el servicio que ofrecen, y hay otras que no lo hacen, pero obviamente los novios lo pagan de alguna manera. 
En Something Blue, Wedding Planner Madrid cobramos a nuestros clientes, pero además les ofrecemos descuentos en muchísimos aspectos de la organización de su boda, les repercutimos el equivalente a nuestra comisión en forma de descuento; y así podemos garantizar que vamos a dar un servicio realmente personalizado, y adaptado a cada pareja de novios. Si fuéramos comisionistas inevitablemente tenderíamos a ofrecer aquellos proveedores con quien mejor acuerdo tengamos; en nuestro caso, el único criterio para ofertar un proveedor es que se adapte a lo que necesitan nuestros clientes.

Espero no herir sensibilidades con este post, pero reconozco que han herido la mía determinados artículos que he leído últimamente sobre este mundo al que me dedico, y que creo que debemos profesionalizar mucho más de lo que lo está (esta misma semana me enteraba de que una agencia había copiado el dossier de formación de otra que es un referente absoluto en el sector, son cosas que no entiendo cómo pueden suceder). 
Debemos hacer valer nuestro trabajo por todo lo que aporta a los novios; más allá de lo superficial, de la imagen de profesión bonita/divertida que se da de la organización de bodas
Es un trabajo, que a mi me encanta -y por eso me dedico a ello-, pero tienen una gran parte de labor de despacho, de visitas comerciales, de visitas a proveedores… En fin, no siempre es tan divertido ni tan bonito como estar pensando en flores o en qué mantel ponemos en la cena; pero si nos quedamos en la superficie no conseguiremos trasladar a nuestros clientes potenciales todo lo que realmente les ofrecemos.
Carmen