Hoy termino de contar cómo ha sido la última de las Bodas Something Blue de este año, aunque por mucho que yo meta texto en estas entradas las preciosas fotografías de Luana Fischer hablan por sí mismas, y seguro que os están transmitiendo cómo este enlace para pocos invitados se convirtió en una gran boda, quedó precioso, y estuvo cuidado hasta el último detalle (¡o eso espero!).
Como os contaba hace un par de días, la ceremonia civil de Connie & Sergio la montamos en el mismo salón en el que después tuvo lugar la comida (el catering del evento lo encargamos al Mentidero de la Villa, sin duda uno de los mejores de Madrid). Así que durante la hora del cocktail todos los que trabajamos en esta boda nos vimos inmersos en una vorágine para cambiar radicalmente el aspecto de este espacio; y que los invitados se encontraran con un ambiente absolutamente distinto del que habían visto solo 60 minutos antes.
El seating de invitados lo montamos en una mesa que colocamos en la zona de acceso al salón, y lo decoramos con distintos marcos de fotos de aspecto romántico -en línea con el estilo general del enlace-. Los diseños de Bonitismos tuvieron mucho que ver en el resultado final de esta parte de la celebración.

Cada mesa era una canción de amor, y absolutamente toda la decoración estaba perfectamente coordinada en los tonos rosas y naranjas que habíamos elegido para predominar en esta boda. Las mesas las vestimos con manteles en tono rosa rústico, alquilamos unos bajo-platos preciosos, y elegimos unos centros de mesa altos que quedaron perfectos teniendo en cuenta las grandes dimensiones de la sala (al igual que del resto de la decoración floral de la boda, Llorens&Durán se encargaron de los centros que tanto protagonismo tuvieron durante la comida).

Cada mesa estaba señalizada con un tarjetón con el nombre que le habían dado los novios, y además con un número en tono dorado completando el conjunto.

Durante la comida los novios querían una actuación que sorprendiera a sus invitados, y para ello contamos con cuatro cantantes líricos que dejaron a todos los asistentes boquiabiertos y convirtieron esta parte de la celebración en un momento aún más especial.

En esta gran boda no podía faltar una tarta que fuera tan bonita como cada uno de los detalles que pensamos para el día más especial de Connie & Sergio, Acaramelada fue la encargada de realizarla -por supuesto también teniendo en cuenta los tonos rosas y naranjas que unificaban la decoración general del evento-.

Una vez finalizada la comida, los invitados disfrutaron de varias horas de baile, primero con la actuación de un grupo de música latina, y después con el fantástico trabajo de F. Burgos, que se encargó de la sonorización general de la boda y por supuesto de pinchar durante la barra libre.

Además de la recena que sirvió el catering, montamos una mesa de dulces con cupcakes y macarrons naranjas y rosas, y algunas chuches para los más golosos.

Los novios obsequiaron a sus invitados con unos pequeños frascos de perfume, que a todo el mundo le encantaron; un regalo así siempre nos viene bien a hombres y mujeres, y es -sin lugar a dudas- un detalle elegido con muy buen gusto.

De nuevo quiero agradecer a Luana Fischer que nos haya cedido las imágenes de este enlace; y a los novios, Connie & Sergio, su confianza en Something Blue, Wedding Planner Madrid para hacernos cargo de la organización de su boda, y su generosidad permitiéndonos compartir estas fotografías tan bonitas en el blog de la empresa. 
Ha sido una experiencia maravillosa preparar esta boda tan romántica y simbólica. Seguro que sus protagonistas recordarán siempre con cariño ese día, yo desde luego lo haré, y les deseo toda la felicidad del mundo en su matrimonio.